Hoy traemos a este querido y poco leído blog una entidad poco frecuente, al menos yo no he visto muchas, lo que tampoco es que tenga mucho valor. No nos liemos. Se trata del tumor fibroso solitario de la órbita. Nosotros que con gran esfuerzo casi nos sabíamos la distinta patología intraconal, extraconal, conal, etc. nos quedamos algo perplejos con esta lesión que, lo reconozco, me resulta novedosa.
Es una lesión rara que se origina en las células fibroblásticas mesenquimatosas, lo cual a nosotros, como avezados radiólogos nos deja igual, siendo más frecuente que afecte a la pleura o peritoneo.
Dada la avidez del ser humano en clasificar todo, rápidamente nos preguntamos por su localización más frecuente en la órbita, sin embargo en este caso no puede ser claramente situada en un espacio, ya que, casi con igual frecuencia, puede aparecer en una localización intraconal o extraconal o conal o lagrimal o...
En lo que respecta a las imágenes, en la TC se mostrará como una lesión sólida, bien definida que puede remodelar el hueso aunque no destruirlo. En la RM generalmente se presenta isointenso en T1 e isointenso o ligeramente hipointenso con zonas heterogéneas en T2 (¡anda, una lesión que no es blanca en T2!), no obstante hay variabilidad en T2, con algunas zonas hiperintensas que representa hemorragias internas, degeneración quística o todo a la vez. Tras la admistración del contraste, porque hay que poner contraste, se apreciará una apetencia significativa por el mismo, y en el caso de hacer un estudio dinámico, si la lista de espera lo permite, se observará una captación rápida y un lavado progresivo aunque aún no es posible establecer un patrón distintivo como, al parecer sucede con el hemangioma y el schwanoma, en los que según algunos autores sí es posible apreciar cierta diferenciación..
En definitiva, será nuestro amigo el patólogo el que nos dirá de qué se trata después de ser extirpado.
Y ahora, a disfrutar de las imágenes.